miércoles, 3 de noviembre de 2010

De viaje a la Serena en Aloí.

Por primera vez el trailalalá se divide y Noa nos abandona para irse de "turismo" a Buenos Aires. Eso dicen todas.

Con un integrante menos en el grupo y un fin de semana largo por delante, Rapunch, Roro y yo nos subimos en el coche en dirección a la Serena (cuánto bien hace wikipedia!...) a pasar Halloween o, como dice Florian (el amigo francés de Rapunchy que, por cierto, nos encontramos en Punta de Choros)"Aloí"; si es que el chico tiene un acento muy sofisticated.

Viernes 29. De viaje.

A eso de las 17h tres jovenzuelos se subieron al, ya mítico, golf plateado y condujeron hasta la Serena. (5 horas de viaje capitaneadas por Rapunchy "el conductor salvavidas"). La llegada al hostal fue lo más interesante del día, y es que llegamos a un hostal cuyo nombre era Matta y claro... no podía traer nada bueno, para no destacar entre todos los demás hostales a los que habíamos ido. En este caso las peculiaridades consistían en una joven trofollaca que "gestionaba" el hostal mientras estaba sentada en una cama cuidando a su hijo pequeño que sólo hacía que llorar el jodío; y en una cama litera que se movía cual tsunami. Sí, a mí me tocó la fortuna de dormir arriba y subir ahí era todo una odisea, pero más lo era dormir sin poder mover un músculo porque si lo hacía... hecatombe!

Estábamos los tres más cansados que la chucha así que nos fuimos a un chino cercano, dejamos toda la comida en los platos y nos fuimos a dormir, o por lo menos a intentarlo.


Sábado 30. El día en el que llegamos tarde. 

Este fue un día especialmente peculiar, marcado por el retraso acumulado, posiblemente ocasionado por la mala suerte que parece que está persiguiendo al pobre Roro en los últimos días o semanas...

Después de tardar medio año en levantarnos y acicalarnos, decidimos ir a Punta de Choros. La trofollaca nos dijo más o menos la ruta que teníamos que seguir y el tiempo que nos demoraríamos en llegar, unas dos horas y media. Todo, según ella...

Así, tras hacer unas paradas en el supermercado para llenar nuestras hambrientas barrigas con Magdalenas (que no manqueques)  nos pusimos en marcha. Cuando era ya la octava vez que escuchábamos "Peacock" de Katy Perry y la voz de Enrique Iglesis cantando "I like it" ya nos salía por las orejas nos preguntamos cuánto tiempo faltaba para llegar y así, nada más tuvimos red en el iPhone buscamos nuestra ubicación. Nos habíamos pasado 100km de largo por culpa de la trofollaca. Tuvimos que dar la vuelta y aquí empiezan los retrasos acumulados.

Llegamos a Punta de Choros a eso de las 15h. Era tarde y hacía mucho viento, aunque un sol rustizador, y los pesqueros ya no salían con sus barquitos a las islas choros y dama (donde están los pingüinos, los lobos marinos, las playas bonitas, etc.). Así que, nos comimos una empanadita chilena y de nuevo a la carretera rumbo el valle de Elqui. Aunque no sin antes subirnos a un barco varado, pero abandonado pero tetanósido en el que Rapunch disfrutó haciendo el Tarzán.



La primera parada fue la presa del valle que, por supuesto, había cerrado sus puertas al público como 15mins. antes de que llegaramos... el retraso. Igualmente las vistas desde el coche eran geniales y estábamos embobadillos, especialmente Rapunchy y yo. Paseamos con el coche por pueblos cercanos haciéndonos la continua pregunta de ¿quién puede vivir aquí?, menudo aburrimiento... si es que, estamos hechos unos señoritos. Todo era muy bonito y tal, pero lo mejor llegó al final, cuando por gracia divina encontramos un mirador. Subimos y allí se veía toooooodo el valle. Ojipláticos que nos quedamos. Ya os dejo las fotos.








Por la noche una pizzita, unos traguillos y a la cama, porque al día siguiente teníamos que llegar a Punta de Choros bien temprano.

 Domingo 31. De paseo en barquito. 


Por fin llegamos a tiempo a nuestro destino y, aunque cuando llegamos había un cartel apocalíptico que ponía que ya no había más cupos para el tour, conseguimos hacernos un huequito en las salidas siguientes que todavía no estaban completas. Por cierto, en la cola de las entradas es donde nos encontramos a Florian que, en el momento que nos contaba sus planes en la Serena, soltó la preciada palabra de "Aloí" que Roro nos tuvo que traducir con su capacidad prodigiosa y que nos hizo reír todo el viaje, y todavía ahora...

Después de comer, de nuevo, una empanada (somos bastante trofollacos, también) y de pasear por una playa de la zona, conseguimos subirnos al barquito de marras y allí, con nuestros chalecos salvavidas (algunos más normales otros en forma de "torerita" -véase foto al pie-) nos dirigimos a isla choros e isla dama.






Después de media hora de navegar por olas que si te concentrabas demasiado podías llegar a marearte considerablemente, bordeamos la primera de las islas. Esta isla es una reserva natural de pingüinos de Humbolt (o Helmut según yo), donde también hay lobos marinos (algo así como focas pero diferentes) y pájaros diversos de los cuales he olvidado el nombre porque eran nombres medio indios y como para acordarse de esas palabras cacofónicas y extrañas. Después de ver a los lobos fermentar en las rocas en posiciones cuanto menos surrealistas y a los pingüinos caminar cabizbajos y patositos como si estuvieran castigados (muy riquiños ellos) nos dejaron un ratito para caminar por Isla Dama, una isla chiquitita con playas paradisíacas. Y, allí, tirados en la arena blanca nos dispusimos a disfrutar.




 
La vuelta fue mucho más rapidita y sin paradas así que no tardamos mucho en llegar y en volver a subirnos a nuestro ya añorado coche, en el que pasamos la mitad de este fin de semana. Cansadillos volvimos al hostal para recuperar fuerzas para la noche de Aloí. Allí, los tres tirados en las camas unos durmieron y otros vieron un programa de la televisión chilena que era una mezcla entre adolescentes salidos, freaks, chicas en pelotas y pruebas morbosas. Vaya, todo un exitazo en el país! estoy segura de que en España tendría éxito (teniendo en cuenta las audiencias de los edredoning de GH que llegan hasta aquí por culpa de Rapunchy).




 Bueno, creo que lo dejaré aquí por hoy. Estoy segura de que a Rapunchy le encantará contaros el final de este viaje: la fiesta de Aloí y el regreso a casa.

Un beso transoceánico. Xi

2 comentarios:

  1. Me encantan las fotos!! Me quedo con 3: rapunzán (rapi+tarzán), panorámica Roro+rap y la foto mítica de saltando (en este caso en una playa paradisíaca)

    Hay que ver... Me tenéis lejos y vais con retrasos, eh?

    Espero impaciente el final de la noche!

    b.

    ResponderEliminar
  2. oh borx... tú como siempre fiel a nuestro blog... snif snif. TE QUEREMOS MIL :)

    ResponderEliminar