Dos semanas de blog abandonado, imperdonable. Pero rectificar es de sabios, así que allá vamos...
Durante la estancia de los trofollacos en La Serena, yo fui a visitar a Jonás a Buenos Aires, que ya tocaba. Sobra decir que fue genial, genial, genial. Eso sí, había muerto el ex-presidente y marido de la actual presidenta, Néstor Kirchner, y estaba todo bastante revolucionado, aunque yo tengo la hipótesis de que fue todo un paripé y está vivo... Todo muy bonito, pero el final del viaje me deparaba una catastrófica sorpresa: los de Aerolíneas Argentinas me perdieron la maleta ¬¬ . Me la enviaron dos días (de angustia y rabia) después, más les valía!
El finde pasado fue movidito. El sábado fuimos con Roro a Fantasilandia, el parque de atracciones de Santiago de Chile. Lo pasamos "bacán" sin duda, porque aunque era pequeño, tenía atracciones bastante heavies, poca broma... que algún mareíllo aún nos entró. Pero lo más bonito es que Fantasilandia era uno de los sitios que primero habíamos visto cuando miramos, en Barcelona, el mapa de Santiago de Chile. Así que fue muy entrañable recordar todas las cosas que pasaron desde ese día.
Esa misma noche fuimos a cenar a un restaurante de sushi con Roro, después de haber comprado bebercio en el supermercado del centro comercial más pijo de Santiago de Chile (cosa que a Roro le daba igual, porque no dudaba en ir perreando o jugando a la pelota por los pasillos...). La cena estuvo buenísima, y después estuvimos en casa de Roro jugando al Rock Band: Xi a la batería, yo a la guitarra, y viceversa. Qué manera de estropear grandes clásicos del rock... Después fuimos a una fiesta llamada Weekend Dance que se celebraba en un centro de eventos muy pijo también llamado Espacio Riesco (ver foto). Era una pasada!
El domingo siguiente fue, cuanto menos surrealista, pero sobre todo, divino. Y es que Roro estaba un poco deprimido y... nos pidió que fuéramos con él a misa! Y obviamente, por él no podíamos negarnos. Y ya nos veis a los cuatro, bajo una lluvia continua y torrencial, entrando en la iglesia, sentándonos en el banco de más atrás y reflexionando sobre nuestras vidas mientras veíamos todo el ritual (algunos recordando la infancia previa a la Comunión, otros rezando y otros observando con curiosidad o flipando). Fue bonito, en realidad, muy bonito. Al salir el cura me dio la mano, y nos regalaron hasta una pegatina de la Virgen del Rosario, toma ya! Pero la cosa no acabó ahí: fuimos a casa a cenar... mientras veíamos el DVD de la boda del hermano de Roro (Carlos, o como se dice aquí, "Cal·lo"). Era tan guay que Rapi se emocionó y todo. Domingo divino. En la foto, kit promocional de la que fue, por un día, nuestra parroquia.
Empezó la semana, y mientras Xiana y yo teníamos solemnes (una de ellas con presentación en la que nos tuvimos que vestir con ropa formal!), Rapunchy acabó la asignatura de ajedrez CON LA MEJOR NOTA DE SU CLASE, superando a todo tipo de flipados y pros!!!!! Le queremos regalar un par de chapas, una que ponga "100% nerd" y otra "I love enroque". Se lo merece, no? Xi y yo también estuvimos ocupadas montando, con Irina, un documental sobre el intercambio para una clase. Nos volvió locas, y quedó cutre del todo, pero Santorcuato, nuestro profesor, como nos ama, nos dijo que estaba "harto bueno". Os dejo el trailer... el final ya si eso, en persona... si eso...
El jueves de esa semana fue el concierto de Black Eyed Peas. Hacía calor y tuvimos que esperar mucho, pero qué pasada, por dios. Valió la pena el aplastamiento, el sudor ahkereu y el dolor de espalda, porque la verdad es que hicieron un show flipante: vestuario futurista, iluminación variada, proyecciones curradísimas, rayos de láser, plataformas en el escenario... Una pasada, realmente. En cierta canción, no pudimos parar de pensar en vosotros... Para acabar la noche, nos acercamos hasta el "after party" que celebraban en Blondie, una discoteca a la que teníamos ganas de ir desde que llegamos a Santiago... Y que resultó ser un subterráneo de mala muerte totalmente vacío y que olía a retrete. Obviamente, nos fuimos: queríamos conservar nuestros órganos.
Otra cosa que empezó esta semana fue el estreno de la piscina de nuestro edificio. Bajamos al césped a "rustisarnos" al sol e intentar bañarnos en el agua helada. Rapunchy lo llama "baños de burguesía", y no le falta razón. Otro gran evento fue que conocimos, vía videoconferencia, a Will, el amigo americano de Borja. Qué chico más majo y riquiño, por dió!
Algún voyeur pilló a Xi desprevenida en la piscina...
Con la llegada del pasado viernes, celebramos con las mexicanas y Roro un precopeo en nuestra casa, en el que la mayor parte del tiempo estuvimos flipando con Akinator, el mítico genio que adivina todo. Hasta nos adivinó el Espíritu Santo. Llegamos a tenerle miedo y todo... Después fuimos a otra discoteca genial llamada Amanda, un antiguo cine que habían llenado de bolas de espejos para convertirlo en un sitio guay para salir!
Al día siguiente, Xiana y yo teníamos que ir a al Museo Interactivo Mirador (MIM) para una clase de Santorcuato. Y obviamente, nos llevamos a Roro y Rapunch. Lo más gracioso es que, al llegar, nos dimos cuenta de que la media de edad de los asistentes era de 8 años aprox... Aunque yo creo que nosotros no desentonamos: hacíamos el tonto como los que más. Lo más guay: una sección donde podías hacer pompas de jabón gigantes, planas, con forma de túnel... Esa noche, cansaditos, nos dispusimos a ver una película chilena que os recomiendo. Se llama "Machuca" y toca los temas de la diferencia de clases y los problemas políticos antes del golpe de Estado de Pinochet. Sueña chungo, pero los protagonistas son dos niños súper monos, y eso cambia la cosa.
Al día siguiente, nos esperaba un día de playas preciosas. Después de comer en un restaurante típico chileno (llamado "El koala" y decorado con temática australiana, quién sabe por qué) fuimos a la playa de Zapallar, una cala rodeada de casas de millonarios mínimo. Preciosa.
Después fuimos a otra llamada Maitencillo, llena de surfers. Bacán. Y finalmente, de vuelta a casa, paramos en un puesto de carretera de frutas y verduras, donde compramos kilos y kilos porque eran baratísimas... A Rapunchy nunca le parecían suficientes tomates...
Rapunchy practicó "serf".
(Vale, no, sólo se tapó la cabeza con una camiseta y dormitó tirado en la toalla... nos hacemos viejos).
Y así van transcurriendo nuestras vidas chilenas, intentando aprovechar al máximo lo que nos queda, que cada vez es menos. Un besote a todos, pequeñuelos, os queremos.
PD. Ya acabó Top Chef, nuestro reality culinario favorito. Fue una final inolvidable, pero por lo que a vosotros respecta, no daremos más el coñazo con el programita en cuestión.
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