viernes, 26 de noviembre de 2010

Empieza el final

El final del intercambio está cada vez más cerca y es por eso que tenemos el blog un poco abandonadiño, porque estamos aprovechando hasta el último segundo de nuestros días para hacer cositas. Así que, ahí va, nuestra última semana contada muyrapidisimo.

El lunes transcurrió con clases galleguiles y rascamientos rapunciles y, por supuesto, terminó con nostalgia... como todos los lunes cuando salimos de clases y nos vamos a casa con Roro mientras vemos la puesta de sol... snif snif.

El martes fuimos a cenar fuera (nuestra economía empieza a resentirse...) a una especia de bar-pub muy chachi llamado Teclados. Había como mil personas todas bebiendo y comiendo pinchillos de todo menos de cosas sanas. Así, para no desentonar, nos sentamos los cuatro (ya no hace falta ni decir que venía Roro) en una mesa y nos dispusimos a pedir los platos de la carta más grasientos y menos verdes, las apodadas Patatas explosive y Nachos. (Una vez aquí, y para siempre aquí).




Uno de los momentos más esperados de la semana fue el jueves día 18 porque... sabéis lo que pasó? estrenaron Harry Potter 7 -Parte 1- Uhhhhhhhhhh!!!!... Así que, como buenos frikis seguidores de Harry Potter (algunos más que otros) nos fuimos al cine. Cómo no, con una oferta que tenía Roro para conseguir las entradas baratérrimas XD.

El viernes Noa y yo tuvimos nuestra última excursión con los alumnos de intercambio organizada por la Universidad. Así, 20 mujeres nos subimos al microbus rumbo a los viñedos de Concha y Toro (la marca vinícola más importante de Chile y la segunda en ventas del mundo... wolaa....). Una vez llegamos nos estaba esperando nuestro guía que nos paseo por todas las instalaciones explicándonos la historia de la marca, contándonos anécdotas y curiosidades y dándonos vasillos de vino. Sí, a alguna se le subieron los colorcillos. El vino blanco estaba bastante rico pero el tinto dejaba un regustillo a lija un tanto peculiar y molesto (de esos que haces con la boca: mña, mña, mña...).



Al volver de la viña Roro y Rapunchy nos esperaban para ir al teatro indepe de la Universidad de Chile, para ver nada más y nada menos que "Polifonía de la Vagina" (un título atractivo a la vez que intelectual...). La universidad estaba llena de perroflautillas indepes (aquí llamados comunistas) y carteles reivindicativos, por lo que el pobre Roro no pudo evitar sentir morriña al recordar su intercambio en la Autónoma, ains... En la obra actuaban chicas universitarias y lo que hacían era, básicamente, hablar sobre las intimidades femeninas en tono de humor, y poético-existencial algunas veces. Lo curioso es que todos se reían de los insights más íntimos, mujeres y hombres... especialmente Roro (hm....).

Después del teatro, por si fueran pocas las actividades que habíamos realizado ese día, nos fuimos a cenar sushi (nos hemos hecho adictos, tenemos que confesarlo...), a precopear a casa de Roro (mientras nos motivamos jugando con la batería y la guitarra al rock band) y de fiesta a Multicolor. Esta vez, la fiesta era en una discoteca llamada Alto BARCELONA que, por cierto, estaba situada en un parking (WTF?). En resumidas cuentas, llegamos un poco piripis, bailamos, vimos de nuevo a Mandrill, Noa ligó con una cantidad de hombres considerable, hicimos muchas fotos y alguno acabó muy curaillo porque decía que iba al baño y volvía con un vaso de whisky...


aló?




Ah! después de salir de la discoteca seguimos con nuestra dieta poscarrete, es decir McDonalds. Pero esta vez alguien más se unió a la comilona...

pecador

El sábado fue un día cuanto menos raro y es que, por fin, decidimos llevar a cabo la Marshmallowada (acampada en la que se comen malvaviscos y se canta el cumbaya) que teníamos planeada casi desde que llegamos.

A eso de las 6 salimos de Santiago (después de pasar por el supermercado y tener que comprar mil cosas porque nos fuimos de casa con la ropa y poco más). Así, después de perdernos e ir de aquí para allá en busca de un camping que habíamos visto que valía 3000 pesos... al fin llegamos, en pleno anochecer. La primera impresión del camping no fue demasiado buena, y es que lo primero que vimos una casa chabola de donde salió el encargado, pero las siguientes fueron muuuuucho peores. Nos bajamos del coche y decidimos dar una vuelta por las "instalaciones" para ver qué tal estaban. Lo primero, nos acercamos a la zona de las tiendas (todas apiñadas y colocadas de cualquier manera) y vimos bastante gente, lo cuál nos alentó un poquitito, hasta que vimos que la parrilla (donde pretendíamos hacer nuestro asado) estaba a ras de suelo y para usarla tenías que hacerlo en postura de cagar. Seguimos caminando para ver los baños, porque los necesitábamos después de toda la tarde en el coche. Fue entonces, de camino a la casucha de los retretes, cuando tres caballos se plantaron en escena galopando entre las tiendas en nuestra dirección. Corrimos un poquitito gritando hasta que vimos que los caballos se desviaron y suspiramos aliviados sin todavía poder creerlo. En shock continuamos nuestro camino mientras dos perros gigantes y sarnosos nos seguían... No voy a hablar de los baños, ya los podéis imaginar.

Después de un breve debate decidimos que no podíamos dormir ahí, el porqué, bueno... no queríamos que un caballo aplastara nuestras cabezas mientras dormíamos. Cogimos el coche y arrancamos lo antes posible. En la salida nos encontramos a un grupo de 30 personas que iban hacia al camping, tendría discoteca?

(estábamos demasiado asustados como para hacer fotos...)

Dimos una vuelta por la zona sin esperanzas de encontrar otro camping donde guarecernos y con la idea de que posiblemente tendríamos que acabar acampando en el salón de nuestra casa. Después de personajes extraños que vagabundeaban por la carretera y leñadores siniestros vimos la luz y encontramos un camping genial. Con sus casetitas, sus baños higienizados y con parrillas a una altura digna.

Montamos la tienda de campaña (de National Geographic, que Roro compró exclusivamente para esta nuestra aventura), hicimos nuestro asado siguiendo técnicas ancestrales del padre de Roro, comimos como becerros y después, por fin, nos fuimos a "dormir".
demostración de técnicas ancestrales

Rambo
Malvavisco chamuscado
Rapunchy un poco malito

Tienda National Geographic Oklahoma


La noche avanzaba con agudos dolores de espalda (no llevábamos esterillas, sólo un par de sacos de dormir para poner a modo de colchón u una manta gigante de nuestro piso para taparnos los 4)y movimientos continuos. Pero todo el mundo parecía estar durmiendo menos yo. Lo primero que me despertó y que me dejó en ese estado un buen rato fue Roro y su sonambulismo y es que, sin verlo venir, dijo algo como: "gruarkdjvsdfmvefnvef dlvkneof!!!" y se empezó a mover O.o. Y yo... que fui la única que estaba muerta de miedo. Pero entonces, por si no estuviera bastante acongojada empecé a escuchar un animal corriendo y jadeando cerca de nuestra tienda. Se oyó un ratito y se fue. Hasta que volvió. Intentando dormirme emepecé a escuchar cómo un animal estaba en la puerta de nuestra tienda gruñiendo y revolviendo algo que sonaba a plástico. Desperté a Noa. Todos se despertaron. Estábamos perplejos ante la situación, yo que pensaba que era un lobo gigante que se estaba comiendo la tienda, Noa que estaba semipreocupada porque sus zapatillas estaban fuera, Rapunchy que no hacía nada y Roro que quería dormir. Todo se resolvío de ahí a un rato, cuando Noa empezó a gritar "Perro! fuera! perro!". Se fue y Noa rescató sus zapatillas. A la mañana siguiente vimos que la bolsa de basura no estaba y la tienda estaba intacta...



A la mañana siguiente nos esperaba una caminata que venía incluida en el precio del camping, y como todo lo gratis, había que aprovecharlo. Con más gente y el guía Francesco nos pusimos en marcha de camino a la Cascada de las Ánimas. Hicimos ejercicio, aprendimos muchas cosas de la naturaleza y, por supuesto, hicimos fotos ;).

puente de Indiana Jones



Chile's next Top Model



Después de la caminata volvimos a casa y hasta una nueva semana.

Un bico :)

martes, 16 de noviembre de 2010

Bañándonos de burguesía en parques de atracciones, misas, jardines, playas...

Dos semanas de blog abandonado, imperdonable. Pero rectificar es de sabios, así que allá vamos...

Durante la estancia de los trofollacos en La Serena, yo fui a visitar a Jonás a Buenos Aires, que ya tocaba. Sobra decir que fue genial, genial, genial. Eso sí, había muerto el ex-presidente y marido de la actual presidenta, Néstor Kirchner, y estaba todo bastante revolucionado, aunque yo tengo la hipótesis de que fue todo un paripé y está vivo... Todo muy bonito, pero el final del viaje me deparaba una catastrófica sorpresa: los de Aerolíneas Argentinas me perdieron la maleta ¬¬ . Me la enviaron dos días (de angustia y rabia) después, más les valía!

El finde pasado fue movidito. El sábado fuimos con Roro a Fantasilandia, el parque de atracciones de Santiago de Chile. Lo pasamos "bacán" sin duda, porque aunque era pequeño, tenía atracciones bastante heavies, poca broma... que algún mareíllo aún nos entró. Pero lo más bonito es que Fantasilandia era uno de los sitios que primero habíamos visto cuando miramos, en Barcelona, el mapa de Santiago de Chile. Así que fue muy entrañable recordar todas las cosas que pasaron desde ese día.




Esa misma noche fuimos a cenar a un restaurante de sushi con Roro, después de haber comprado bebercio en el supermercado del centro comercial más pijo de Santiago de Chile (cosa que a Roro le daba igual, porque no dudaba en ir perreando o jugando a la pelota por los pasillos...). La cena estuvo buenísima, y después estuvimos en casa de Roro jugando al Rock Band: Xi a la batería, yo a la guitarra, y viceversa. Qué manera de estropear grandes clásicos del rock... Después fuimos a una fiesta llamada Weekend Dance que se celebraba en un centro de eventos muy pijo también llamado Espacio Riesco (ver foto). Era una pasada!






El domingo siguiente fue, cuanto menos surrealista, pero sobre todo, divino. Y es que Roro estaba un poco deprimido y... nos pidió que fuéramos con él a misa! Y obviamente, por él no podíamos negarnos. Y ya nos veis a los cuatro, bajo una lluvia continua y torrencial, entrando en la iglesia, sentándonos en el banco de más atrás y reflexionando sobre nuestras vidas mientras veíamos todo el ritual (algunos recordando la infancia previa a la Comunión, otros rezando y otros observando con curiosidad o flipando). Fue bonito, en realidad, muy bonito. Al salir el cura me dio la mano, y nos regalaron hasta una pegatina de la Virgen del Rosario, toma ya! Pero la cosa no acabó ahí: fuimos a casa a cenar... mientras veíamos el DVD de la boda del hermano de Roro (Carlos, o como se dice aquí, "Cal·lo"). Era tan guay que Rapi se emocionó y todo. Domingo divino. En la foto, kit promocional de la que fue, por un día, nuestra parroquia.


Empezó la semana, y mientras Xiana y yo teníamos solemnes (una de ellas con presentación en la que nos tuvimos que vestir con ropa formal!), Rapunchy acabó la asignatura de ajedrez CON LA MEJOR NOTA DE SU CLASE, superando a todo tipo de flipados y pros!!!!! Le queremos regalar un par de chapas, una que ponga "100% nerd" y otra "I love enroque". Se lo merece, no? Xi y yo también estuvimos ocupadas montando, con Irina, un documental sobre el intercambio para una clase. Nos volvió locas, y quedó cutre del todo, pero Santorcuato, nuestro profesor, como nos ama, nos dijo que estaba "harto bueno". Os dejo el trailer... el final ya si eso, en persona... si eso...

El jueves de esa semana fue el concierto de Black Eyed Peas. Hacía calor y tuvimos que esperar mucho, pero qué pasada, por dios. Valió la pena el aplastamiento, el sudor ahkereu y el dolor de espalda, porque la verdad es que hicieron un show flipante: vestuario futurista, iluminación variada, proyecciones curradísimas, rayos de láser, plataformas en el escenario... Una pasada, realmente. En cierta canción, no pudimos parar de pensar en vosotros... Para acabar la noche, nos acercamos hasta el "after party" que celebraban en Blondie, una discoteca a la que teníamos ganas de ir desde que llegamos a Santiago... Y que resultó ser un subterráneo de mala muerte totalmente vacío y que olía a retrete. Obviamente, nos fuimos: queríamos conservar nuestros órganos.

Otra cosa que empezó esta semana fue el estreno de la piscina de nuestro edificio. Bajamos al césped a "rustisarnos" al sol e intentar bañarnos en el agua helada. Rapunchy lo llama "baños de burguesía", y no le falta razón. Otro gran evento fue que conocimos, vía videoconferencia, a Will, el amigo americano de Borja. Qué chico más majo y riquiño, por dió!

Algún voyeur pilló a Xi desprevenida en la piscina...



Con la llegada del pasado viernes, celebramos con las mexicanas y Roro un precopeo en nuestra casa, en el que la mayor parte del tiempo estuvimos flipando con Akinator, el mítico genio que adivina todo. Hasta nos adivinó el Espíritu Santo. Llegamos a tenerle miedo y todo... Después fuimos a otra discoteca genial llamada Amanda, un antiguo cine que habían llenado de bolas de espejos para convertirlo en un sitio guay para salir!



Al día siguiente, Xiana y yo teníamos que ir a al Museo Interactivo Mirador (MIM) para una clase de Santorcuato. Y obviamente, nos llevamos a Roro y Rapunch. Lo más gracioso es que, al llegar, nos dimos cuenta de que la media de edad de los asistentes era de 8 años aprox... Aunque yo creo que nosotros no desentonamos: hacíamos el tonto como los que más. Lo más guay: una sección donde podías hacer pompas de jabón gigantes, planas, con forma de túnel... Esa noche, cansaditos, nos dispusimos a ver una película chilena que os recomiendo. Se llama "Machuca" y toca los temas de la diferencia de clases y los problemas políticos antes del golpe de Estado de Pinochet. Sueña chungo, pero los protagonistas son dos niños súper monos, y eso cambia la cosa.


Al día siguiente, nos esperaba un día de playas preciosas. Después de comer en un restaurante típico chileno (llamado "El koala" y decorado con temática australiana, quién sabe por qué) fuimos a la playa de Zapallar, una cala rodeada de casas de millonarios mínimo. Preciosa.


Después fuimos a otra llamada Maitencillo, llena de surfers. Bacán. Y finalmente, de vuelta a casa, paramos en un puesto de carretera de frutas y verduras, donde compramos kilos y kilos porque eran baratísimas... A Rapunchy nunca le parecían suficientes tomates...

Rapunchy practicó "serf".


(Vale, no, sólo se tapó la cabeza con una camiseta y dormitó tirado en la toalla... nos hacemos viejos).

Y así van transcurriendo nuestras vidas chilenas, intentando aprovechar al máximo lo que nos queda, que cada vez es menos. Un besote a todos, pequeñuelos, os queremos.

PD. Ya acabó Top Chef, nuestro reality culinario favorito. Fue una final inolvidable, pero por lo que a vosotros respecta, no daremos más el coñazo con el programita en cuestión.

viernes, 5 de noviembre de 2010

De viaje a la Serena en Aloí. Capítulo final.



Pues sí pues sí. A mí me toca una parte muy interesante del viaje…

Xiana había dejado la historia en el trofollaco hostal Matta, cuando volvimos de las islas paradisiacas para descansar. Después de eso nos fuimos a cenar a un restaurante mu bonico, todo él de madera y bien decorado, donde disfrutamos de una cena rica rica (Xiana y Roro comieron otra vez pizza). Lo mejor de la cena fue que todos los camareros, había un montón, iban disfrazados de Aloí, cada cual a su manera, unos mejor que otros… A nosotros nos tocó una chica disfrazada de viuda y la verdad es que estaba mu empaná y no cachaba (entendía) nada de lo que le decíamos. Pero con todo disfrutamos de la cena.

Después de eso volvimos al hostel para acicalarnos como la noche de aloí se merecía: Roro y Xiana se pintaron la cara de blanco y se pusieron sangre falsa. Roro además se intentó colocar una estrella ninja incrustada en su frente pero como no acabó de funcionar ahora se encuentra en su coche, decorando y eso. Yo por mi parte sólo me dejé poner unos chorritos de sangre en la cara, ya sabéis que a mí los disfraces me dan más yuyu que el propio aloí.
Pues con estas pintas, y después de hacer muuuucho ruido en el hostal… nos fuimos en busca de una fiesta de aloí que mereciera nuestra presencia. Y vaya si la encontramos… vaya, vaya… Acabamos en una discoteca de quinceañeros perreadores salidos en la que nos sentíamos casi más mayores que el propio pinchadiscos (vale, el DJ) y salimos de ahí rápido no, lo siguiente (esta frase siempre me recordará a Juncal [Hola Juncal!! :) ]). Pues eso, que nos fuimos de la discoteca no muy tarde, la verdad. Pero como estábamos cansados pues tampoco fue mucho el drama. De ahí al coche y del coche a la cama.



A la mañana siguiente llegó el momento de volver para Santiago. Antes de dejar el hostal fuimos a pagar y una mujer que estaba por allí, nunca sabremos si la madre o la abuela de la dueña, nos empezó a contar un historia sobre niños que pintan paredes y rompen vasos. Sí sí. Nos contó algo así. Pero después para rematar la mujer nos preguntó hacia dónde íbamos, y al decirle que a Santiago la mujer grito efusivamente: “Ay, pues llévenme con ustedes, jeje, jeje, JEJEJEJEJ”. Y nosotros ante tal amenazada nos fuimos corriendo para el coche. Sobre todo yo, porque la mujer me daba mucho miedo.

Y ya de vuelta al coche y a la carretera y a las canciones y Rapunchy durmiendo y todo eso. Eso sí, hicimos una parada para estirar las piernas al lado de una central de energía eólica. Con sus respectivos molinos blancos y su viento del copón. Pero el viaje no acabó ahí. Nos esperaba una sorpresa final.

Antes de llegar a Santiago, como a una hora de la ciudad, nos desviamos hacia la costa y llegamos a una zona llena de casitas y apartamentos en primera línea de playa. Pero no, no se parecía nada a Marina D’or. Esto era más como casas singulares, cada una a su estilo, y todo chupiguay. Nostros quedamos encantados con la zona. Pero ahí no acabó todo. Seguimos avanzando por la costa y llegamos a una zona aluuuuuuuucinante: mansiones enormes con jardines más enormes en primera línea de una cala tranquila y limpia. Fue increíble. Para mí fue uno de los lugares más alucinantes y más envidiosos del mundo (tampoco lo puedo contrastar mucho...). Y nada, hicimos un par de fotos, jugamos en unos columpios y nos cagamos en toda la gente joven que veíamos por ahí porque sabíamos que estaban forrados de pasta. FUE GENIAL.





Rapunchy saltando

Xiana saltando

Roro... ocupado...

Mujer solitaria con la que no quisimos jugar

Después de eso volvimos al coche y ahí sí que sí hasta Santiago. Un fin de semana bacán dentro de nuestro Rorasmus bacanísimo.

DIGITAL BESOOTEES.